12/06/2014

S de Suspiro


La noche en que el mar se trago todo, el cielo tuvo el color de tu semen. 

Ahora la luz me molesta con su solidez 
y  me hallo humeando concreto entre sabanas de seda.

Desmoralizada de tantas ilusiones, me emociono con des-moralidades.
son el sonido de una guitarra mal afinada, el humo que rasca la garganta, 
que me llaman hoy. 

El cigarrillo se consume abandonado a su propio asar, y yo, abandonada en mi misma.  

El silencio es la cicatriz mas profunda, es tu semen color cielo. Y tal vez por eso en mi embriaguez siempre lo buscaré,
Agrietada entre tanta lucidez.

09/06/2014

Poema II de "Lo que me dijo el silencio"

La buena Winétt de Rokha siempre logra que me identifique

"Yo no escribo mis versos
para el vulgo que escruta,
ni para los que quieren
buscar literatura:

yo escribo para aquellos
que han leído en mi alma
y para los que han dado
plumajes de sus alas;

para aquellos que acierten
comprender mi alma enferma
de belleza, de hastío
al vivir la existencia

y, por fin, para aquellos
que han vivido un momento
la vida de mi vida
con sus remordimientos..."

15/05/2014

Freaky Possession




Pasé semanas llamando a los secretos, invocando el Misterio. Encerrada en las voluptuosidades del ser. Y mientras garabateaba, casi rompiendo el lápiz entre mis manos afiebradas, escuché aquello que durante días aceleró mi pulso y dió escalofríos hasta a mi corazón.

En mi espalda erizada, una voz ronca y viscosa se mezcló con el aire encerrado del cuarto. Una voz sedienta de uñas y atrancada con pelos. Su piel grasosa rosó mis hombros y juré ante todos los dioses de todas las religiones.
Osé finalmente dar la vuelta, sudando hasta en las uñas. Sus ojos eran mas grandes que la Luna que angustia a los lobos obligados a aullar a lo Invisible en los bosques espesos, huyendo y olfateando.
Quise vomitar el cielo entero frente a su presencia, mi estomago sintió un hueco, un hueco gigantesco.

(Siempre pensé que el misterio seria hermoso y sagrado, que vendría silbando, guitarra en mano y llamándome hermana! )

Con sus tentáculos de mar profundo y estancado, apretó mi cuello y me arrojó contra aquella empedernida pared blanca que admiraba todas las noches en la espera de que cambie de color. Desdichada de mi! No puedo decir que la emoción no desbordaba de mis huesos quebrados...
Sus tentáculos terminaban con garras amarillentas y sucias, llenas de tierra y de sangre seca. Bendita entre la locura febril que subía cosquilleando por la planta de los pies y la lucidez de la presencia, aquellas garras despertaron en mi el Deseo verdadero: todo hombre y toda mujer son estrella.

Con sus costras en la cara y el lodo en sus piernas se acercó a mi cuerpo tirado. Abrió su boca y toda clase de insectos salieron. Escarabajos, gusanos, mariposas nocturnas, hormigas, arañas... Tuve miedo de estar soñando, pero sus cabellos húmedos y sus tentáculos deslizándose sobre mi, despertaron mi piel, invadieron mi pulso.
Bienaventurados aquellos que veneran al Terror, la desviación y depravación se llaman levitación.
Sus garras abrieron mi piel dejando el rastro del mundo: sangre y lodo.
  • Aquí va tu serenata, me susurró en su idioma de insectos al oído.

Recuerdo el dolor mientras los escarabajos penetraban por mi nariz y orejas! Escarbando en mi cerebro, bajando por mi garganta, inundando mis pulmones. Y mientras mis gritos asustaban a los mismísimos dioses, sacó la serpiente que le servia de lengua, y por mi boca atravesó el esófago, abriendo las costillas con su paso. Lo sentí serpentear al interior de mi cuerpo, lamiendo mi corazón, desplazando cada uno de mis órganos como si fuesen piezas de rompe cabezas para niños!
Se enrollo en mi columna vertebral – despellejando en su movimiento – como se enredó aquel demonio divino en el Árbol en donde Adán y Eva nos condenaron a ser libres.
Mi interior perdía a alaridos toda forma, mordió mis músculos, separó cada una de sus fibras, los masticó y escupió, arrancó con sus garras mis amígdalas y de raíz cada uno de mis tendones. Dislocó mis rodillas y tobillos y los insectos terminaron de invadirlo.
Viendo sus mariposas nocturnas alborotadas, arrancó cada una de mis pestañas, las lanzó al aire y ellas las devoraron.

No quedó en mi mas que caos carnal. Caos carnal.

Yo ya no soy mas de este mundo. Las mariposas nocturnas se llevaron mis pestañas, los escarabajos me devoraron por dentro, la serpiente hizo que mi corazón explote de lujuria verdadera, mis tendones y amígdalas estarán pudriéndose en el basurero de la vecindad. Mis órganos fueron desplazados en mi interior generando - lo que no dudo - es el orgasmo universal. 
Melodia que repiten las hojas de los arboles mezcladas con el viento, queriendo imitar a las olas del mar en la hora de la languidez.

Mi cuerpo se volvió caos, se volvió carne, fue cuerpo. Fue nube, y placer infinito en el alarido mismo del desgarre.
Ahora que ya no hay forma, entiendo que obtuve mi serenata y fui el instrumento principal. El sonido de expansión del universo.



26/12/2013

Celeste de melancolia




Con el calor de tus palabras tiemblo, ahogada en el invisible que representas, busco orientación en tu silencio o tu voz que aun divaga en mis orillas.

Son días en los que el viento fresco trae consigo las madrugadas en la calle, con los rayos de sol aun blancos. En esos días, tu voz resuena y el timbre de la puerta tiembla. Y la brisa sonríe de volver a vernos.
Frente a mi el papel pálido y estático narra la timidez sonrojada y el pudor ya casi abandonado, las caricias insinuadas que fuimos. Estos fantasmas embriagados de miel son mis compañeros, en el desahogo de una mañana perezosa o de una adormecida alargada. Momentos en los que las chimeneas humean ternura. En que la suciedad vieja de las paredes agrietadas sabe a los veranos pasados y sus fisuras cargan el eco de las carcajadas. Las huellas amarillas del sudor desnudo en el colchón, en susurros, hacen un canto de gemidos, llantos, respiraciones y ronquidos.

Mi estómago desborda de emoción en secreto y por las veredas quiero echar mis tripas y que corran a buscarte. Solo porque creyó oír tu voz, rememorandote. 
Es cariño embalsamado. 
Los faroles de luz, gastada y lejana, en una calle llovida, llena de olores de ciudad, me inundan el pulmón de historias desconocidas, todas me narran la tuya y mía  entre le que fue, sera y pudo ser. 
Y aunque pienso en recoger mis tripas, hoy el gris es celeste. 

Celeste es la melancolía del encuentro.

Tus palabras tiemblan en calor y flotando en tu voz nos hallo, y el ronroneo del aire nos acoge dentro de su instante de tibieza fresca de septiembre.

10/06/2013

Descripciones: Época.

Sangre enlodada y fantasmas de lagrimas que solo traen en mi la imagen del columpio roto.
Fue un mundo en donde el polen se confundió creyendo ser polvo y el polvo era ontologia. La decadencia roe el cerebro y huesos de los humanos dejándolos quebradizos como ramas flacas y secas.
El esperma se volvió espuma y luego piedra y las mujeres se embarazaban de vacío...
Las arrugas de los rostros secos se fisuraron y se derramaron pedazos de piel como si fuera arcilla vieja, al ritmo de un grito desacelerado. La luna se derritió, chorreaba gotas enormes y grasosas sobre los techos agujereados.

Maldito tiempo de la sangre enlodada. Los pequeños yacen desmembrados y quebrados como muñecos de porcelana, cubiertos con telas podridas por la humedad. Los escalofríos merodeaban por los pasillos, los susurros habitaron las paredes.
La gente se acostumbro a arañar la tierra durante el día entero, gesto obsesivo del nerviosismo del siglo. Después de las uñas ensangrentadas que se separaban de las manos, lo único que siempre surgió fueron miembros animales y humanos en descomposición  raíces deshidratadas y enredadas y a medida que se avanzaba en profundidad, olores insoportables de baños públicos y vómitos de ebrios olvidados debajo de tanto lodo ensangrentado.

02/03/2013

Narraciones de un escritor perdido en la ciudad

 La clásica cabeza en blanco del escritor que pretende escribir sin tener un pito de idea de lo quisiera hablar. El teclado no deja proponer letras pero se las traga en su silencio equivocado. Cuba libre en mano (me digo que ya bebí demasiado esta semana para tomar Whisky puro), me preparo a mi ritual: pequeña mesa en la terraza, enorme vista sobre Paris, un poco de viento para la lucidez…Nada. 
La predisposición a la creación es una pendejada. La noción misma de arte no tiene sentido detrás de todo esto. Y el artista es un gran bufón de la sociedad. Rey-publico exige, rey-capitalismo-exige, rey-ego exige… Nada, mis palabras son relegadas al estatus de diario íntimo y ni siquiera siento frustración, porque no hay nada detrás de ellas. Por una vez que uno no intenta rehacer el mundo una y otra vez, por una vez que solamente tocas el teclado de manera totalmente automática porque es así como regurgita tu cerebro. Y a quien chuchas y mierdas le importa de qué color es tu vomito. El artista es entonces un renegado bufón que intenta hacer sacar un balbuceo, una risa grosera y llena de saliva bilica del rey-x. Tantos reyes tiene el bufón-esclavo que no puede escaparse ni de si mismo. 
De tanto querer rehacer el mundo, de darle otros colores, otras formas, darle sentido o darnos sentido quitándoselo, nos hemos visto cantonados a un laberinto de payasadas en donde los colores excesivos, por falta de no saber que más proponer, son la ley. O a lo mejor, y bien digo en el mejor de los casos, un regreso nostálgico hacia el pasado, mas puro, mas sutil, mas artístico: la nostalgia alimenta al artista y lo infla de la ignorancia del aquí.
Así que heme aquí, queriendo hacer un poema que por poco se vuelve monotoneidad, escapatoria, espejo a mi propio narciso desfigurado. Apreciando el color ámbar sangre de mi cuba libre en vez de echar sangre a las nubes del atardecer. 
Tal vez que lo único apreciable del artista es su amor a la ebriedad. Tal vez que lo único apreciable del artista es que es un guerrero empedernido, mas bien necio que otra cosa, que dentro de la noche ve el camino que no esta marcado. El artista son las veredas llenas de sangre en la madrugada de una noche con mucha violencia citadina, es la basura no recogida, es el tropiezo.
Ilusa tal vez que para mi es aquel que en la ventana llena de luz del edificio del al frente ve un hogar e imagina una historia de felicidad. 

Todas las luces de la ciudad evocan hogares, pero se sabe que las luces citadinas son los prostíbulos galácticos, de seguro. Cada punto de luz nocturna, sucia luz, nos hace creer tan grandes, capaces de alcanzar cada una de ellas: puedo estar haciendo el amor en la ventana de al frente, no cabe la menor duda. Muchas veces he meado en la parte trasera del auto que satura las carreteras en donde he muerto y de seguro puedo ser la sangre en la acera o la violencia de la ignorancia arrogante.
La ciudad es un mar, un mar enorme de chatarra, la ciudad es enorme y te pierdes en ella creyendo encontrarte. Te pierdes de arrogancia, en tu propia imagen y ego. 
Te ahogas de tanto buscar para mostrar. Y la felicidad de las ventanas y el sentido de las frases eternas no es nada más que narciso ahogándose. Y que la luz hogareña de un cuarto de amor y cobijas no es más que el prostíbulo del cielo, y nuestro laberinto de luces nocturno-citadinas, un callejón sin salida para la alta perspectiva. 
Solo nos queda esperar a jugar con la soledad a oscuras??

25/11/2012

revolucion-ando

La humedad de los años de viento silbado fue creando goteras en mi cuerpo.
El caracol le cuenta lo que la tierra murmura bajito,  las mariposas le comentan que están hartas de hablar de belleza, los escarabajos prefieren seguir trabajando. Los granulos de tierra se pelean entre ellos para que el viento les de un paseo, las flores mantienen una comadrería secreta con las abejas y la superficie entera no canta en harmonía, gran ilusión simplista del siglo.  Y todo esto ven los huecos de mi perforado tronco.  Piedra agrietada no es piedra herida La vieja humedad hubiera podido empezar a podrirlo. 
La madurez se confunde y cree ser aquella que carga más, aquella que mas se ha esforzado, la madurez es sufridora, muy necia. Y necia es la gente madura: creen estar por pudrirse, cúspide del buen sabor y de la decadencia. Yo no luché por mantener mi fruta-carne agarrada a la rama el mayor tiempo posible y para cuando alguien la agarre, que mi perfume haga pensar en la inmensidad del espacio, que mi color recuerde la profundidad de la tierra y mi sabor la eternidad. Soltando amarras, cae mi fruta madura al suelo. Y la humedad del sudor y de la lluvia y el calor del látigo solar y el eterno retorno de los días néctar en miel dulce, miel fuerte en ambar solido. La fruta tambien es amarga, fermentada, mas no podrida porque aquella es solo basura. La madurez no esta en la podredumbre, ni en la tristeza de la muerte, ni en la aceptación de la carga del burro. La madurez esta en la fermentación-metamorfosis, esta en lograr sacar del dulce, del amargo, del podrido, del humo de la madera, de las hojas de tabaco, de la piel rosada del durazno de viña, del brillo del ámbar, y del reposo de la tierra, un licor sabio y sabroso. De risa conocedora es la madurez, que a nadie se le ha impedido sonreír mientras se cargan en la espalda los kilos de los kilómetros. Ahí empieza la revolución madura, la guerra vencida de antemano: en la conciencia del fruto caído, y no solo del fruto mordido.