15/05/2014

Freaky Possession




Pasé semanas llamando a los secretos, invocando el Misterio. Encerrada en las voluptuosidades del ser. Y mientras garabateaba, casi rompiendo el lápiz entre mis manos afiebradas, escuché aquello que durante días aceleró mi pulso y dió escalofríos hasta a mi corazón.

En mi espalda erizada, una voz ronca y viscosa se mezcló con el aire encerrado del cuarto. Una voz sedienta de uñas y atrancada con pelos. Su piel grasosa rosó mis hombros y juré ante todos los dioses de todas las religiones.
Osé finalmente dar la vuelta, sudando hasta en las uñas. Sus ojos eran mas grandes que la Luna que angustia a los lobos obligados a aullar a lo Invisible en los bosques espesos, huyendo y olfateando.
Quise vomitar el cielo entero frente a su presencia, mi estomago sintió un hueco, un hueco gigantesco.

(Siempre pensé que el misterio seria hermoso y sagrado, que vendría silbando, guitarra en mano y llamándome hermana! )

Con sus tentáculos de mar profundo y estancado, apretó mi cuello y me arrojó contra aquella empedernida pared blanca que admiraba todas las noches en la espera de que cambie de color. Desdichada de mi! No puedo decir que la emoción no desbordaba de mis huesos quebrados...
Sus tentáculos terminaban con garras amarillentas y sucias, llenas de tierra y de sangre seca. Bendita entre la locura febril que subía cosquilleando por la planta de los pies y la lucidez de la presencia, aquellas garras despertaron en mi el Deseo verdadero: todo hombre y toda mujer son estrella.

Con sus costras en la cara y el lodo en sus piernas se acercó a mi cuerpo tirado. Abrió su boca y toda clase de insectos salieron. Escarabajos, gusanos, mariposas nocturnas, hormigas, arañas... Tuve miedo de estar soñando, pero sus cabellos húmedos y sus tentáculos deslizándose sobre mi, despertaron mi piel, invadieron mi pulso.
Bienaventurados aquellos que veneran al Terror, la desviación y depravación se llaman levitación.
Sus garras abrieron mi piel dejando el rastro del mundo: sangre y lodo.
  • Aquí va tu serenata, me susurró en su idioma de insectos al oído.

Recuerdo el dolor mientras los escarabajos penetraban por mi nariz y orejas! Escarbando en mi cerebro, bajando por mi garganta, inundando mis pulmones. Y mientras mis gritos asustaban a los mismísimos dioses, sacó la serpiente que le servia de lengua, y por mi boca atravesó el esófago, abriendo las costillas con su paso. Lo sentí serpentear al interior de mi cuerpo, lamiendo mi corazón, desplazando cada uno de mis órganos como si fuesen piezas de rompe cabezas para niños!
Se enrollo en mi columna vertebral – despellejando en su movimiento – como se enredó aquel demonio divino en el Árbol en donde Adán y Eva nos condenaron a ser libres.
Mi interior perdía a alaridos toda forma, mordió mis músculos, separó cada una de sus fibras, los masticó y escupió, arrancó con sus garras mis amígdalas y de raíz cada uno de mis tendones. Dislocó mis rodillas y tobillos y los insectos terminaron de invadirlo.
Viendo sus mariposas nocturnas alborotadas, arrancó cada una de mis pestañas, las lanzó al aire y ellas las devoraron.

No quedó en mi mas que caos carnal. Caos carnal.

Yo ya no soy mas de este mundo. Las mariposas nocturnas se llevaron mis pestañas, los escarabajos me devoraron por dentro, la serpiente hizo que mi corazón explote de lujuria verdadera, mis tendones y amígdalas estarán pudriéndose en el basurero de la vecindad. Mis órganos fueron desplazados en mi interior generando - lo que no dudo - es el orgasmo universal. 
Melodia que repiten las hojas de los arboles mezcladas con el viento, queriendo imitar a las olas del mar en la hora de la languidez.

Mi cuerpo se volvió caos, se volvió carne, fue cuerpo. Fue nube, y placer infinito en el alarido mismo del desgarre.
Ahora que ya no hay forma, entiendo que obtuve mi serenata y fui el instrumento principal. El sonido de expansión del universo.



Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire